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“Intervención con Menores: Claves Éticas y Legales”

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En la psicología infantil, la intervención con menores exige un enfoque ético y legal que priorice su protección. Tres pilares clave son el consentimiento informado, la confidencialidad y la colaboración familiar. ...

Intervención con Menores: Claves Éticas y Legales"

En el campo de la psicología, el trabajo con menores de edad requiere una atención especial tanto a nivel ético como legal. La naturaleza vulnerable de los menores y la interacción con sus padres o tutores exigen un enfoque que respete los derechos de todas las partes involucradas y que, al mismo tiempo, garantice la protección del menor como prioridad principal.

En este post, abordaremos tres pilares esenciales para la intervención psicológica con menores: el consentimiento informado, la confidencialidad y la colaboración con la familia. Cada uno de estos aspectos es indispensable para el éxito de la intervención y la protección del bienestar del menor, y debemos ser rigurosos en su implementación para actuar con la máxima integridad profesional.

1. El Consentimiento Informado

El consentimiento informado es uno de los principios clave en la ética profesional, y su aplicación es aún más delicada cuando trabajamos con menores. A continuación, se exploran tres componentes esenciales del consentimiento informado en la terapia infantil:

a) Explicación de la Terapia
Es fundamental que, antes de comenzar cualquier intervención, el psicólogo ofrezca una explicación detallada sobre la naturaleza de la terapia. Esto incluye aclarar el enfoque terapéutico, los objetivos específicos de la intervención y la duración aproximada de las sesiones. Además, se debe detallar qué tipo de técnicas o evaluaciones serán utilizadas durante el proceso terapéutico, de manera que tanto los padres como el menor comprendan de qué se trata el tratamiento.

Al trabajar con menores, es importante adaptar el lenguaje a su nivel de comprensión. Explicarles qué sucederá en las sesiones, para qué es el proceso y cómo se abordarán sus preocupaciones puede ser de gran ayuda para generar confianza y reducir la ansiedad. Al mismo tiempo, los padres o tutores deben recibir toda la información pertinente, ya que son quienes otorgarán el consentimiento formal para iniciar la intervención.

b) Derechos del Menor
Uno de los aspectos más importantes que a veces se pasa por alto es que el menor también tiene derechos en el proceso terapéutico. Aunque los padres otorgan el consentimiento formal, es crucial recordar que el menor debe ser informado, de manera apropiada a su capacidad de comprensión, acerca de su proceso y su derecho a participar en la toma de decisiones que le afectan.

El principio del respeto por la autonomía del menor implica que, en la medida de lo posible, se escuchen sus opiniones y se le permita participar activamente en las decisiones sobre su tratamiento. Aunque los menores no tienen la misma capacidad legal que los adultos, involucrarlos en el proceso les otorga una sensación de control y autonomía que es beneficiosa para su bienestar emocional.

c) Consentimiento Específico, Voluntario y Documentado
Para que el consentimiento informado sea válido, debe ser dado de manera voluntaria, sin presiones externas, y con una comprensión clara de lo que implica la intervención. En el caso de los menores, esto significa obtener el consentimiento tanto de los padres o tutores como el asentimiento del menor. Es importante explicar a los padres que tienen derecho a rechazar la intervención si consideran que no es adecuada para su hijo.

La documentación del consentimiento también es esencial. Es necesario que el psicólogo mantenga un registro claro y detallado del consentimiento obtenido, especificando qué se ha explicado y cuándo se ha dado dicho consentimiento. Esto protege tanto al psicólogo como al menor en caso de que surjan dudas o disputas a lo largo del proceso terapéutico.

2. Confidencialidad en el Trabajo con Menores

La confidencialidad es uno de los principios más fundamentales de la ética psicológica. Sin embargo, su manejo se vuelve más complejo cuando se trabaja con menores, ya que debemos equilibrar el derecho del menor a la confidencialidad con el deber de informar a los padres sobre su progreso y el cumplimiento de las leyes vigentes.

a) Límites de la Confidencialidad
Al comienzo de la intervención, es crucial explicar tanto al menor como a los padres o tutores que la confidencialidad tiene ciertos límites. Aunque lo que el menor comparta durante las sesiones será tratado con la mayor privacidad posible, existen situaciones en las que el psicólogo está obligado a romper esa confidencialidad. Por ejemplo, si el menor se encuentra en una situación de riesgo inminente, ya sea para su integridad física o la de otras personas, el profesional tiene la obligación ética y legal de tomar medidas, que pueden incluir informar a las autoridades o a los familiares.

Es esencial que este aspecto se comunique de manera clara desde el principio, para que tanto el menor como sus padres comprendan que el bienestar del niño está por encima de cualquier consideración de confidencialidad absoluta. Esta transparencia evita malentendidos y ayuda a crear un entorno de confianza.

b) Intervenciones Delicadas
En los casos en los que el menor esté lidiando con problemas graves como abuso, violencia doméstica o problemas de salud mental serios, el psicólogo tiene la responsabilidad de actuar conforme a la ley, lo que en muchos casos incluye notificar a las autoridades pertinentes. Estos son escenarios donde la confidencialidad se vuelve aún más crítica, y el manejo adecuado de la situación puede marcar la diferencia en la protección del menor.

En muchos países, existe una legislación específica que dicta los pasos a seguir en estos casos. Es imperativo que los profesionales de la psicología se familiaricen con estas leyes y que actúen con rapidez cuando se identifiquen situaciones de peligro. No actuar ante un riesgo inminente puede tener graves consecuencias tanto para el menor como para el profesional.

3. Colaboración con la Familia

El tercer pilar en la intervención psicológica con menores es la colaboración con la familia. Dado que los padres o tutores son los responsables legales del menor, es importante que se les mantenga involucrados en el proceso, respetando al mismo tiempo los límites de confidencialidad que protegen al menor.

a) Involucrar a los Padres en el Proceso Terapéutico
La colaboración con los padres no solo ayuda a que estén informados sobre el progreso de su hijo, sino que también puede ser clave para el éxito de la intervención. Muchas veces, los problemas que presentan los menores están vinculados con el entorno familiar, por lo que contar con la cooperación y el apoyo de los padres puede facilitar el proceso terapéutico.

Mantener a los padres informados no significa violar la confidencialidad del menor. Los psicólogos deben ser cuidadosos al compartir información, limitándose a lo que es estrictamente necesario para el progreso de la terapia, y obteniendo el consentimiento del menor en la medida de lo posible.

b) Apoyar al Menor y a la Familia
El bienestar del menor debe estar en el centro de toda intervención, y parte de ese bienestar implica también ofrecer apoyo a la familia. Los psicólogos pueden proporcionar recursos educativos a los padres, sugerir cambios en las dinámicas familiares o derivar a la familia a otros servicios si es necesario. Un enfoque integrador ayuda a que la terapia sea más eficaz y a que el menor se sienta respaldado en todo su entorno.

El apoyo emocional y práctico a los padres es crucial, ya que en muchas ocasiones los padres también enfrentan estrés, ansiedad o incertidumbre en relación con el proceso terapéutico de su hijo. Ofrecerles herramientas y recursos no solo fortalece la relación terapéutica, sino que también puede marcar la diferencia en la evolución del menor.

Conclusión

En resumen, el trabajo con menores en el contexto de la intervención psicológica requiere un enfoque cuidadoso y ético que considere el consentimiento informado, la confidencialidad y la colaboración con la familia. Cumplir con estas pautas no solo protege al menor, sino que también asegura que el psicólogo actúe con la máxima integridad y profesionalismo. En la práctica clínica diaria, estos principios son la base para construir una relación terapéutica de confianza que permita al menor desarrollarse de manera saludable y segura.

Si tienen preguntas o desean discutir este tema más a fondo, no duden en contactarme.

Un cordial saludo,

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

  • American Psychological Association. (2020). Ethical principles of psychologists and code of conduct. https://www.apa.org/ethics/code
  • Koocher, G. P., & Keith-Spiegel, P. (2016). Ethics in psychology and the mental health professions: Standards and cases (4th ed.). Oxford University Press.
  • Melton, G. B., Ben-Arieh, A., Cashmore, J., Goodman, G. S., & Worley, N. K. (Eds.). (2013). The SAGE handbook of child research. SAGE Publications.
  • National Association of School Psychologists. (2020). Principles for professional ethics. https://www.nasponline.org/standards-and-certification

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